viernes, 22 de diciembre de 2006

Te debía un adiós


Te fuiste en Navidad, sin decírselo a nadie, sin avisar.

Llegó el momento y simplemente te fuiste, para no volver.
No pudimos despedirnos, al menos no como tendría que haber sido.

Los que nos quedamos te echamos a faltar, veíamos tu sillón vacío y no podíamos entender el motivo de tu partida.

Las cosas que dejastes, nos recordaban tu presencia, hacían que por pequeños instantes, pero felices, volvieses a estar con nosotros.

Ya han pasado muchos años, tenemos muchas cosas que explicarte, cosas que no has vivido con nosotros pero que nos hubiera gustado mucho que vivieras. Cosas que pensamos explicarte, porqué nuestro corazón aun alberga la vana esperanza de que un día volverás.

Adiós, por el adiós que no pude decirte en su momento.
Adiós, por lo que te quería y por lo que tú me querías.
Adiós, pero hasta pronto por que sé, dentro de mí, que algún día nos volveremos a encontrar.



Si esto fuera de papel ahora estaría todo humedecido, me ha costado escribirlo, las lagrimas iban brotando en cada línea.

jueves, 21 de diciembre de 2006

El hombre incompleto


Durante toda su vida había sentido que le faltaba algo, se encontraba incompleto. Se sentía como un puzzle inacabado.

Había vivido muchos años. Se consideraba una persona normal, o al menos es lo que creía. Pensaba que su vida había transcurrido dentro los cauces normales de toda vida, si eso se podía definir de alguna manera, y, si no fuese tan modesto, incluso podría tacharla de extraordinaria. Se había enamorado locamente, había creado una familia, sus hijos eran un encanto. En el trabajo estaba bien considerado y no tenía ningún problema. Caía bien a sus amigos e incluso podría decir que tenía algún que otro enemigo. Si, podía afirmar que lo tenía todo en su vida, era feliz. Pero algo se removía en su interior, le faltaba algo, pero no sabia que podía ser. Y lo peor es que estaba satisfecho con su vida pero no se sentía cómodo.

Se puso a revisar su vida, podía ver que había hecho de casi todo y lo que no había hecho tampoco quería hacerlo de manera apremiante. Había sido voluntario, estudiado dos carreras, había formado parte de asociaciones, había viajado. Si, aunque estuviera mal decirlo por él, había tenido una vida rica y llena, pero le faltaba algo y no sabia lo que era.

Desesperadamente se puso a buscarlo, lo necesitaba, su vida estaba incompleta si no encontraba lo que faltaba, aunque no supiera que era le carcomía, simplemente el hecho de que no estuviese allí lo incomodaba.

Pero por más que buscase, por más que intentase hacer cosas nuevas, no conseguía encontrar lo que le faltaba.

Un día, al atardecer, desesperado, se sentó en un banco de un parque cercano a su casa. Era invierno, y en el parque a esas horas ya no quedaba nadie. Todo estaba en silencio, se puso a mirar el cielo anaranjado que dejaba el sol en ese día que ya agonizaba.

De repente lo oyó, era una voz, una voz que le hablaba, le explicaba cosas. Se puso a escucharla y en ese momento la sensación de estar incompleto desapareció.

Su afán de hacer cosas, de no estar nunca quieto, había provocado que su yo interior se perdiese, el ruido de fuera acallaba su voz interior, pero ahora se oía. Al fin quedó completo, reencontró la parte que había perdido de él.


Que este cuento sea mi regalo de Navidad para todos los que paséis por aquí en estas fechas. Que os lo paséis bien.



viernes, 15 de diciembre de 2006

Un libro, un renacer


Leía libros, sí, pero como el que bebe agua sin sed, simplemente los leía por que habia que leer.

No me había dado cuenta de que había caído en una rutina, los leía y no los disfrutaba. Sus páginas pasaban sin ningún sentimiento para mí.

En mi vida había habido pequeñas joyas que me emocionaron, que se apoderaron de mí (El juego de Ender, La trilogía de la Fundación, Veronika decide morir, La sombra del Águila,...)

Pero el leer se volvió rutinario. Echaba a faltar algo y poco a poco me fui distanciando de la lectura, cada vez leía menos.

Hasta que llegó él, un pequeño libro recomendado por buenos amigos, lo apunte en mi lista, y cuando llegó su turno lo cogí. Lo iba a devorar de manera rápida y por otro.

Empezó flojo, un poco tonto, pero poco a poco, me fue enganchando, despertó mis sentimientos perdidos por la lectura, su lectura me hizo disfrutar como nunca. Fue tal mi alegría, que en cuanto lo acabe reinicie su lectura (pocas veces había leído un libro dos veces)

Él me ha vuelto a enseñar a leer, a disfrutar con los libros, a saborear cada frase.

Ahora he empezado la lectura de otro, y estoy disfrutando como un niño pequeño ante una gran piruleta.
Llenándome de caramelo por todas partes, a cada palabra que leo.

Encontré una joya, creo que voy a releer algunos de los libros de este último año para poder apreciarlos como se merecen aprovechando este renacer que tengo.

miércoles, 13 de diciembre de 2006

Mis primeros pasos con la Luna

Lo digo en la cabecera

"La luna siempre ha estado presente en momentos importantes de mi vida, es una buena amiga."

Pero no siempre fue así.

Cuando era un adolescente, la Luna no tenía ningún interés para mí. Era algo que había allí arriba y que salía en el libro de Ciencias Naturales, nada pronosticaba la relación que llegaría a tener con ella.

Quedaría emotivo el escribir que una noche, una noche cualquiera, estando solo la descubrí allí arriba en él cielo, sola como yo y en ese momento..., pero no, tampoco fue así y lo que peor me sabe, tal vez eso nunca hubiese pasado.

El primer día que me fije en la Luna, no estaba solo, tampoco estaba Ella, aun tenía que recorrer mucho camino para encontrarla. El primer día que me fije en la luna a mi lado estaba una persona que fue (es) muy importante en mi vida, él me inició en sus secretos, él me abrió los ojos y sembró en mí la fascinación que luego tendría por la Luna.

Él, que a partir de ahora lo llamare Mi Mentor, en recuerdo a aquel otro Mentor que guió a Telémaco en ausencia de Ulises, me acompañó en una etapa difícil, llena de dudas en la que la personalidad no se tiene definida acompañándome con, ahora se, sus sabias palabras.

Mi Mentor me acompaño y me guió por el camino de mi vida, hasta que simplemente, sin querer lo eche, llego un punto en que él considero que debía seguir mi camino y simplemente se aparto para dejarme paso, ya no lo necesitaba y simplemente desapareció.

Fue el quien me presentó a la Luna, fue él, con sus palabras, quien me enseñó a escucharla, y fue él quien me explicó como hablar ella.

Él me enseñó a caminar, a caer y volverme a levantarme con más fuerza e ímpetu. Incluso en mis peores momentos, su recuerdo, sus palabras sonando en mi cabeza me inspiraban animo para seguir.

Mi vida, ahora seria mi diferente si no le hubiese conocido, y con estas palabras quiero honrarle, por todo aquello que hizo y no le agradecí en su momento.

Últimamente, en este nuevo caminar, regresa mucho a mis pensamientos, así que espero, si me atrevo que os explicare más cosas de él.

lunes, 11 de diciembre de 2006

Ser libre

Un cuento, una adaptación de uno que me explicaron.

Era un gallo que venia de una legendaria estirpe de gallos, encargados de cumplir una tarea vital para el mundo. Su misión era:

la de cantar por la mañana para que el Sol se levantase y diera la vida al oscuro mundo.


Durante toda su vida había cumplido sin fallar, nunca, su importante tarea, era igual que hiciera frío o lloviese. Él siempre cantaba en el momento adecuado para que el Sol se levantase.

Ahora ya empezaba a ser mayor y era el momento de encontrar un discípulo a quien pasar esta importante misión, no era fácil, el elegido tenia que ser especial como lo fue él en su momento.El tiempo pasaba y no conseguía encontrar el sucesor adecuado para tan ardua tarea.

Todo había ido bien, hasta esa noche. Después de un duro día de invierno, día gelido, el Gallo se fue a dormir, no pasó buena noche, le subió la fiebre. Llegó la mañana, su gran momento ... pero el Gallo no se despertó a tiempo para su cita con el Sol.

Cuando se dio cuenta de la hora que era se desesperó, había fallado al mundo entero, la vida habría muerto sin su canto. El sol no se levantaría nunca más. El Gallo desesperado salió de su corral, ¿ qué podía hacer para solucionar su problema? De repente, elevo la vista al cielo, el Sol estaba allí resplandeciente, el Sol se había levantado sin su ayuda. No era necesario que cantase, su canto no servia para nada.

En ese momento el Gallo empezó a llorar, lloro mucho tiempo, amargamente si quereis, pero el que se acercaba a él podia ver que no eran lloros de tristeza, eran lloros de alegría, por la inmensa carga que se había sacado de encima.

Nadie más tendría que pasar por la dura vida que él había tenido, nadie más... ni él, por fin era libre.

A la mañana siguiente el Gallo se levanto a la hora de siempre, se levanto por que quiso y realizó su mejor canto, el canto que te inspira la libertad.

viernes, 1 de diciembre de 2006

Hacerse mayor

Dicen que es ley de vida, una de las más duras. Todos nacemos, crecemos y finalmente morimos.

Es un hecho que se ha de aceptar, y con tranquilidad y mucha calma, no cuesta mucho asumirlo. Nuestro tiempo en este mundo esta limitado, es finito. En algún momento desaparecemos dejando detrás de nosotros los frutos, buenos o malos que hayan surgido en nuestra vida. Aunque algunos se nieguen a creerlo en algún momento habremos de morir.
Si este hecho se asume, la muerte no tendría que ser más que un puro tramite, lo importante y lo único que debería importar seria como vivimos.

Me estoy desviando mucho, volvamos al titulo de este post, hacerse mayor. Hacerse mayor no tendría que ser ningún problema. Es nuestro destino y lo cumplimos lo mejor que podemos.

Pero en este punto a mí me surge un problema, el hecho de hacerme mayor no me preocupa, lo que me preocupa y me desmonta es cuando me doy cuenta de que el resto del mundo también se hace mayor.

Las personas que te rodean envejecen y empiezas a ser consciente de que alguna vez dejarán de existir. Se convertirán en un recuerdo de tu vida, bueno o malo, pero recuerdo. Lo que te rodea envejece y va desapareciendo, tu vida se va desmontando y toda ella se va transformando en un recuerdo, un gran recuerdo que al final desaparecerá contigo, cuando ya formes con un poco de suerte de los recuerdos de otras personas que se están haciendo mayores.

Se acerca Navidad, es una época que me pone triste, espero que no se note mucho. Espero que la luna llena me dé ánimos.