Te veo enfrente de mí, con mis ojos, podría tocarte. Pero una barrera, un muro infranqueable nos separa.
Tu voz llega a mí, tus dulces palabras acarician mi mente. Querría alargar mi mano y tocarte, pero ese muro sigue ahí.

¿Podrás esperar a que lo atraviese? ¿Tendré valor para atravesarlo?
Hoy ya no puedo. Me quedo aquí resignado lejos de ti, pero irónicamente tan cerca.
Me voy, me voy a recluirme a mi pozo. Algún día tendré el valor para atravesar el muro, me miento a mí mismo.
De repente una mano cálida se pone sobre la mía. Levanto los ojos y me sonríes. El muro ha desaparecido, la barrera infranqueable se ha convertido en un camino a seguir.
Que tonto fui, que tonto habría sido al irme.
¿ Por que vemos muros donde no hay?. ¿ Por que no confiamos en nosotros mismos ?
Una vez mi mentor me dijo que para conseguir algo sólo tienes que estirar el brazo, tal vez no lo consigas, pero al menos no te quedará la duda de que hubiese pasado.