
Poco a poco, y con la pala de mi navaja suiza, he ido sacándome las piedras que me cayeron en mi anterior post :P.
Con tranquilidad y a mi ritmo, he ido poco a poco sacándome el peso de encima, y por fin aquí estoy.
Y para hacerme perdonar mi ausencia aquí os dejo un cuento (no es mió, lástima) que marca una de las líneas que sigue mi vida, espero que os guste:
El carpintero que había contratado para ayudarme a reparar mi vieja granja, acababa de finalizar su primer día de trabajo, su cortadora eléctrica se había dañado y le había hecho perder dos horas de su trabajo. Después de repararla, un corte de electricidad le hizo perder dos horas más. Tratando de recuperar el tiempo perdido sufrió la rotura de dos hojas de su sierra. Resumiendo no fue su mejor día, pero para rematarlo su antiguo camión se negaba a arrancar.
Le dije que no se preocupase, que le acompañaría a casa sin ningún problema.
Mientras lo llevaba a su casa, permaneció en silencio. Una vez que llegamos, me invitó a conocer a su familia.
Mientras nos dirigíamos a la puerta, se detuvo brevemente frente a un pequeño árbol, tocando las puntas de las ramas con ambas manos.
Al entrar en su casa, ocurrió una sorprendente transformación. Su bronceada cara sonreía plenamente. Abrazó a sus dos pequeños hijos y le dio un beso a su esposa.
Posteriormente me acompañó hasta el auto. Cuando pasamos cerca del árbol, sentí curiosidad y le pregunté acerca de lo visto cuando entramos.
- "ese es mi árbol de los problemas", contestó.
- "Sé que yo no puedo evitar tener problemas en el trabajo, pero hay algo que es seguro: los problemas no pertenecen a mi casa, ni a mi esposa, ni a mis hijos. Así que simplemente los cuelgo en el árbol cada noche cuando llego. Luego a la mañana los recojo otra vez, Lo divertido es...-dijo sonriendo- que cuando salgo a la mañana a recogerlos, ni remotamente encuentro tantos como los que recuerdo haber dejado la noche anterior".
Tienes un problema ...
si tiene solución, ¿para qué te vas preocupar?, solo tienes que aplicarla.
si no tiene solución, ¿para qué te vas preocupar?, no hay remedio.
Yo en vez de un árbol tengo mi buzón de los problemas, lo abro y allí los dejo antes de subir a mi piso.