
Una luna de esperanza,
una luna que ilumina un renacer
Ayer (20 de mayo), fiel a tu cita, Luna acudiste a hacerme compañía.
Habías venido otras veces, pero hasta ayer no estuve preparado para hablar contigo de nuevo. Mi vida se retorcía de manera estrambótica.
He aprovechado tu visita en este mes primaveral que esta apunto de dejar de paso al verano en este pequeño rincón del mundo, he aprovechado la bonanza de estos días, el desempolvar la ropa ligera, el abrir ventanas para airear la casa después del duro invierno. He aprovechado este renacer para acudir a ti y volver a explicarnos historias, cuentos, el cuento de mi vida.
En ese cuento han cambiado muchas cosas y tu lo sabes bien, me acompañaste ese 24 de diciembre, esa última noche con luna del año que transformo mi cuento, mi vida.
Las reglas de juego que marcaban mi vida cambiaron esa noche y ha sido duro adaptarse a ellas. Como bien sabes, mi vida, nuestra vida, la mía y la de mi amada, dejo de pertenecernos. Lita se apoderó de ella, Lita nuestra niña, nuestra luz que ahora marca el rumbo de nuestras vidas.
Hace un tiempo deje de creer en los cuentos con final feliz, mi cuento, mi vida no iba hacia un final feliz. La vida era una cosa triste. Algo cambio con la llegada de ella, mi amor. Pero ahora tengo la certeza, después de la llegada de Lita de que mi cuento, mi vida puede llegar a tener uno. Mi amada y Lita han tenido mucho que ver.
Luna, realmente no se si mi vida tendrá un final feliz, todavía no se ha acabado el cuento y no se el final. Pero si que se que es muy probable que este cuento acabe bien.
Mientras tanto, mientras espero ese lejano final, espero poder seguir conversando contigo, te espero para celebrar el solsticio de invierno, una noche mágica. Que este año será doblemente especial.
Hoy no tengo nada más que añadir, mi vida esta en esas letras.