Un cuento, una adaptación de uno que me explicaron.
Era un gallo que venia de una legendaria estirpe de gallos, encargados de cumplir una tarea vital para el mundo. Su misión era:
la de cantar por la mañana para que el Sol se levantase y diera la vida al oscuro mundo.
Durante toda su vida había cumplido sin fallar, nunca, su importante tarea, era igual que hiciera frío o lloviese. Él siempre cantaba en el momento adecuado para que el Sol se levantase.
Ahora ya empezaba a ser mayor y era el momento de encontrar un discípulo a quien pasar esta importante misión, no era fácil, el elegido tenia que ser especial como lo fue él en su momento.El tiempo pasaba y no conseguía encontrar el sucesor adecuado para tan ardua tarea.
Todo había ido bien, hasta esa noche. Después de un duro día de invierno, día gelido, el Gallo se fue a dormir, no pasó buena noche, le subió la fiebre. Llegó la mañana, su gran momento ... pero el Gallo no se despertó a tiempo para su cita con el Sol.
Cuando se dio cuenta de la hora que era se desesperó, había fallado al mundo entero, la vida habría muerto sin su canto. El sol no se levantaría nunca más. El Gallo desesperado salió de su corral, ¿ qué podía hacer para solucionar su problema? De repente, elevo la vista al cielo, el Sol estaba allí resplandeciente, el Sol se había levantado sin su ayuda. No era necesario que cantase, su canto no servia para nada.
En ese momento el Gallo empezó a llorar, lloro mucho tiempo, amargamente si quereis, pero el que se acercaba a él podia ver que no eran lloros de tristeza, eran lloros de alegría, por la inmensa carga que se había sacado de encima.
Nadie más tendría que pasar por la dura vida que él había tenido, nadie más... ni él, por fin era libre.
A la mañana siguiente el Gallo se levanto a la hora de siempre, se levanto por que quiso y realizó su mejor canto, el canto que te inspira la libertad.
4 comentarios:
Buen cuento, yo obtendría la moraleja de que nadie es el centro del mundo. Que a veces, sin quererlo, lo pensamos.
Pero hay veces que cuando vemos que el sol puede salir sin nuestro canto, que cuando vemos que no somos tan imprescindibles para alguien, nos entristecemos tanto que no volvemos a cantar. Naturalmente, estamos equivocados. Todos deberíamos seguir la moraleja de este cuento. Un beso.
Nadie somos imprescindibles en esta puñeterpipppppppp vida, lo que si está en nuestras manos, es que pasar por ella de forma que nuestro recuerdo quede grabado en ella de una u otra manera... Bravo por el gallo, de eso se trata, de cantar, alguno habrá siempre que nos oiga y aprecie nuestro canto. Besos. Me alegra volver por aquí después de días sin poder entrar a leerte
Uf ... como me gustaria que el cuento fuera mio.
Siempre me ha despertado sentimientos, curioso
Nocheoscura buena moraleja y real como la vida misma.
Mariposa Claudicar tal vez, rendirse nunca por que puedes acabr muy abajo
Alalluna nadie lo somos, bintornada a estos lares
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