
Te fuiste en Navidad, sin decírselo a nadie, sin avisar.
Llegó el momento y simplemente te fuiste, para no volver.
No pudimos despedirnos, al menos no como tendría que haber sido.
Los que nos quedamos te echamos a faltar, veíamos tu sillón vacío y no podíamos entender el motivo de tu partida.
Las cosas que dejastes, nos recordaban tu presencia, hacían que por pequeños instantes, pero felices, volvieses a estar con nosotros.
Ya han pasado muchos años, tenemos muchas cosas que explicarte, cosas que no has vivido con nosotros pero que nos hubiera gustado mucho que vivieras. Cosas que pensamos explicarte, porqué nuestro corazón aun alberga la vana esperanza de que un día volverás.
Adiós, por el adiós que no pude decirte en su momento.
Adiós, por lo que te quería y por lo que tú me querías.
Adiós, pero hasta pronto por que sé, dentro de mí, que algún día nos volveremos a encontrar.
Si esto fuera de papel ahora estaría todo humedecido, me ha costado escribirlo, las lagrimas iban brotando en cada línea.
Llegó el momento y simplemente te fuiste, para no volver.
No pudimos despedirnos, al menos no como tendría que haber sido.
Los que nos quedamos te echamos a faltar, veíamos tu sillón vacío y no podíamos entender el motivo de tu partida.
Las cosas que dejastes, nos recordaban tu presencia, hacían que por pequeños instantes, pero felices, volvieses a estar con nosotros.
Ya han pasado muchos años, tenemos muchas cosas que explicarte, cosas que no has vivido con nosotros pero que nos hubiera gustado mucho que vivieras. Cosas que pensamos explicarte, porqué nuestro corazón aun alberga la vana esperanza de que un día volverás.
Adiós, por el adiós que no pude decirte en su momento.
Adiós, por lo que te quería y por lo que tú me querías.
Adiós, pero hasta pronto por que sé, dentro de mí, que algún día nos volveremos a encontrar.
Si esto fuera de papel ahora estaría todo humedecido, me ha costado escribirlo, las lagrimas iban brotando en cada línea.