jueves, 21 de diciembre de 2006

El hombre incompleto


Durante toda su vida había sentido que le faltaba algo, se encontraba incompleto. Se sentía como un puzzle inacabado.

Había vivido muchos años. Se consideraba una persona normal, o al menos es lo que creía. Pensaba que su vida había transcurrido dentro los cauces normales de toda vida, si eso se podía definir de alguna manera, y, si no fuese tan modesto, incluso podría tacharla de extraordinaria. Se había enamorado locamente, había creado una familia, sus hijos eran un encanto. En el trabajo estaba bien considerado y no tenía ningún problema. Caía bien a sus amigos e incluso podría decir que tenía algún que otro enemigo. Si, podía afirmar que lo tenía todo en su vida, era feliz. Pero algo se removía en su interior, le faltaba algo, pero no sabia que podía ser. Y lo peor es que estaba satisfecho con su vida pero no se sentía cómodo.

Se puso a revisar su vida, podía ver que había hecho de casi todo y lo que no había hecho tampoco quería hacerlo de manera apremiante. Había sido voluntario, estudiado dos carreras, había formado parte de asociaciones, había viajado. Si, aunque estuviera mal decirlo por él, había tenido una vida rica y llena, pero le faltaba algo y no sabia lo que era.

Desesperadamente se puso a buscarlo, lo necesitaba, su vida estaba incompleta si no encontraba lo que faltaba, aunque no supiera que era le carcomía, simplemente el hecho de que no estuviese allí lo incomodaba.

Pero por más que buscase, por más que intentase hacer cosas nuevas, no conseguía encontrar lo que le faltaba.

Un día, al atardecer, desesperado, se sentó en un banco de un parque cercano a su casa. Era invierno, y en el parque a esas horas ya no quedaba nadie. Todo estaba en silencio, se puso a mirar el cielo anaranjado que dejaba el sol en ese día que ya agonizaba.

De repente lo oyó, era una voz, una voz que le hablaba, le explicaba cosas. Se puso a escucharla y en ese momento la sensación de estar incompleto desapareció.

Su afán de hacer cosas, de no estar nunca quieto, había provocado que su yo interior se perdiese, el ruido de fuera acallaba su voz interior, pero ahora se oía. Al fin quedó completo, reencontró la parte que había perdido de él.


Que este cuento sea mi regalo de Navidad para todos los que paséis por aquí en estas fechas. Que os lo paséis bien.



7 comentarios:

Marie dijo...

Te dejé un regalo de navidad en los comentarios del post "Feliz navidad!!!" de mi blog. Un beso grande.

nocheoscura dijo...

Pues yo conozco esa sensación, en mi caso es que simplemente se me olvidó que tenía un yo interior.

Gracias por este regalo.

¡Feliz Navidad!

Xiluso dijo...

Abril estoy muy agradecido y como un niño chico he ido a verlo. Feliz Navidad para tí

Nocheoscura ya somos dos :D

nocheoscura dijo...

He vuelto:

Hará algo más de un año pasé un mal bache por culpa de no recordar que tenía yo interior. Necesitaba mi espacio, mi tiempo, mis reflexiones o mis locuras... parecerá una tontería pero ahora intenta buscar momentos en los que estar solo, me vienen bien, aunque sean solo cinco minutos. Hasta puedo decir que soy más yo.

Anónimo dijo...

Yo también recuerdo esta sensación, pero bueno, una se acostumbra a todo ya.

Feliz Navidad!!!!

Xiluso dijo...

Si es una sensación desagradable, pero tiene una solución tan fácil. En mi caso fue un poco complicada con estada en el hospital y todo :D.

Pero me encontre

Nur dijo...

Muchas gracias :) lo mismo te deseo que pases unos felices dias :) besitos!!