
Un empujón, la bicicleta empezó a moverse, intentaba aguantar el equilibrio, pedaleaba. Cuando de repente una voz a mis espaldas dijo: Sobretodo, no mires atrás!. Me gire para mirar quien lo decía. Un arbusto se puso en mi camino, y todavía no tengo muy claro quien acabó peor, si él o yo.
Este fue mi primer intento y casi último de montar en bicicleta. Después de esa han venido muchas caídas pero seguro que no por mirar hacia atrás.
Ese día aprendí una gran lección sobre la vida, aunque era muy pequeño para saberlo.
Vivir es como ir en bicicleta, cuando estás en marcha, no es bueno mirar atrás, puedes tropezar y caer. Haz de ir con la vista al frente para ir viendo lo que te depara camino y poder manejar tu bicicleta.
Solo hay unos pequeños momentos en los que se permite mirar atrás. Cuando necesitas hacer un descanso, cuándo llegas a un mirador, cuando te paras. Entonces es momento de ver lo que has recorrido hacer un repaso de lo que se ha hecho y partir de él volver a ponerse en marcha con nuevas fuerzas.
La semana que viene es luna llena, un buen momento para parar la bici y ver el camino que llevo hecho. También un buen momento para hablar con mi vieja amiga.
Es curioso que el día que hay luna llena, será un día que necesitare un gran apoyo moral, es curioso que esa noche que pasaré solo - Ella estará lejos de mí - mi amiga se acerque a verme. Coincidencias que tiene la vida, tal vez.